La geometría de la naturaleza es evidente
todo el tiempo, en las figuras y líneas de las plantas, en el círculo del sol y la luna, en el cuadrado que señala la dirección de los puntos cardinales. No es extraño entonces que nuestros
ancestros dedujeran que la geometría, con sus líneas, círculos y cuadrados fuera una forma de materializar la creación y por lo tanto de hacerla sagrada.
Un cuadrado que indica los puntos cardinales podía contener a otro cuadrado que eran los 4 elementos y este a su vez igualmente contenía al cuadrado de las 4 estaciones. Estos cuadrados estaban soportados alrededor y al centro por los círculos que significaron la conciencia. Una espiral significaba también el movimiento que originó la creación.
Dibujar entonces las figuras geométricas que encontramos en las pirámides y la cerámica maya, fue una forma de entender el mundo y eternizar el conocimiento y sobre todo de integrar al hombre en la geometría que enseñaban las estrellas. Sin embargo saber esto
no fue para todos, sino solo para quien descifraba las líneas y encontraba en ellas la armonía y las partes del todo, el cielo y el inframundo, los secretos de la divinidad. Pasar por los comercios y los talleres de cerámica, las calles de los artesanos que pintan formas en el
barro cocido, debe ser ahora una oportunidad de dejar de ser uno mismo y saber que una línea, una espiral o un círculo encierra secretos por descifrar.
Recent Comments